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lunes, 18 de junio de 2012

Libertad ideológica y religiosa

Buenos días lectores. Me veo en la tesitura de comentaros, que en ésta semana estaré unos días fuera de casa, por lo que no puedo asegurar que recibáis vuestra dosis diaria de blog. Trataré de compensarlo con alguna entrada adicional antes de irme, o a la vuelta.

Entramos en materia con el artículo 16, que es lo suficiente largo como para que me niegue a transcribirlo, como ocurrirá con muchos más. Éste se encuentra subdividido en 3 puntos, en ellos se establece, la libertad de culto, la aconfesionalidad, y la laicidad del estado. Aunque se mantendrán relaciones con las principales confesiones, quedando remarcada la Iglesia Católica.

Con la Iglesia hemos topado. Como ya os comenté en su día, el franquismo apoyaba a la Iglesia Católica Apostólica Romana. De hecho lo hacía con tanta firmeza, que el resto de credos estaban prohibidos. Asimismo, algunos cargos eclesiásticos tenían poder político entre las filas del Generalísimo. Como mecanismo de negociación de la Constitución con estas facciones se hizo uso de éste artículo.

Todos sabéis que la Iglesia cada vez tiene menos poder en España, menos en el norte que en el sur, y menos en las ciudades que los pueblos. Pero lo cierto es que, la influencia y la cultura católica han tenido una fuerte influencia en la sociedad española (y en casi todos los países mediterráneos que siguen esta confesión). De hecho, valores que consideramos inherentes a la naturaleza humana, como evitar dañar al prójimo e incluso ayudarle, el respeto a la vida, el respeto a las normas, son aprendidos. Los mecanismos de socialización, los que imprimen nuestros rasgos de conducta más esenciales, se dan en una etapa de la vida, en la que ni los escogemos ni somos conscientes de ello. Eso sí, la sociedad actual también presiona en dirección de la libertad individual, y eso choca con la naturaleza de comunidad que trata de imprimir cualquier religión. Así pues esta diferencia de criterios, nos salva a las nuevas generaciones, de convertirnos en parte del rebaño, (aunque la publicidad que nos fuerza al consumismo lo consigue de una forma más tóxica por otros medios). 

Aunque soy un firme detractor de cualquier fe por ser contraria al desarrollo del pensamiento racional y crítico. Sí coincido en la necesidad de los valores que trata de transmitir para hacer una comunidad viable, pero lo hace por un medio engañoso, puesto que el objeto de la fe no es constatable. 

De hecho, centrándome en el catolicismo, es un arma de doble filo. Puesto que inculca valores y miedos, como por ejemplo a la muerte, pero no al hecho de morir. Si no a que después vas a ser juzgado y recibir probablemente un castigo eterno y divino, por haber hecho cosas que no tienes muy claro hasta que punto son pecado. Porque si la Biblia es la guía Michelin de cómo mantener tu alma pura, hay muchos problemas de contradicciones, estaciones de servicio que ya no funcionan, carreteras secundarias en desuso, etc. 

Sobre la aconfesionalidad, significa que nadie tiene potestad para exigirte que le digas ni a que partido votas, ni a quien rezas. Curiosamente hay ciertas universidades que  no solo te preguntan eso, si no que además te hacen un examen de conciencia y te exigen dinero. El precio de que luego usen su influencia para conseguirte trabajo es alto sin duda, pero para algunos merece la pena.

La laicidad del estado, implica que ninguna religión tendrá poder político. Se me cae el alma al suelo (si es que realmente tenemos de eso como dicen las religiones) cuando el estado le paga al Vaticano las visitas, bueno, las del Papa y las de todos sus primos. Estos cargos religiosos que chupan del bote, se reproducen como una orgía de hamsters. No solo eso, a diferencia del resto de confesiones, la Iglesia Católica tiene un lugar preferente en la declaración de la renta, e incluso le hacen publicidad. Cada vez estoy más seguro que el fruto del árbol prohibido no era el conocimiento, si no la fe, porque menudo regalo envenenado que es.

Lo más importante, la Iglesia y muchos de sus miembros de a pie, como una ONG más sí hacen una labor social loable. Los valores que nos llegan de esa algarabía de contradicciones sí son útiles (que sean correctos o no, dependerán del que los valore). Pero la única forma de evitar que este tipo de misticismo de a unos control sobre otros, basándose en unas normas de un ente inexistente, es el conocimiento. El conocimiento os hará libres, y más críticos. Así que, extended la palabra. 

Con esto en mente, mañana más y mejor.

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